lunes, 7 de enero de 2008

EL PROFESOR

Hace años conocí un mino, era rico, místico y era profesor. El nunca me hizo clases, pero desde el momento que supe a que se dedicaba mi imaginación se echo a correr sin parar.

Luego de varias conversaciones calientes por el Bendito Messenger, nos decidimos a juntarnos. Siempre hablábamos de nuestras fantasías sexuales, de las cosas que cada uno había echo y de lo que aun nos faltaba por hacer. Yo he cumplido varias, pero nunca me imagine estar con un profesor, se lo dije y a el le encanto la idea.

Nos juntamos y estábamos en su auto, en un mirador frente a la playa, yo estaba un poco tímida, sentía que el con su mirada me estaba desnudando.

Comenzamos a besarnos, besos llenos de dulzura y pasión, besos sabor a hombre, a un verdadero macho seguro de que él con sus encantos me iba a dejar loca. Luego de unos besos, me dice…

- “no tengas miedo chiquita, nada malo va a pasar…”

- “si quieres aprobar el ramo, solo tienes que dejarte llevar”

Yo ya estaba goteando…Se acomodó en el sillón y quitó mi falda, acarició mis piernas, sentía un cosquilleo que no había sentido antes, me desabotonó la blusa y con su boca me quitó el sostén, luego hizo a un lado el pedazo de calzón que aun tapaba ese rinconcito, y con su dedo acarició mi clítoris, el que cada vez estaba mas húmedo, mi respiración se aceleró, estaba ahí a punto de ser penetrada, solté un gemido tremendo, mi profesor me miró y su sonrisa pícara hacía que me excitara mucho más.

Sus besos fueron recorriendo cada centímetro de mi cuello, de mis pechos hasta que llego ahí, a mi vagina. Comenzó entonces a meterme un dedo, y mientras lo metía, su lengua recogía todos los jugos que sacaba mi vagina, brillante, en eso metió un segundo dedo, no era doloroso, era cada vez mas excitante…

Luego se levantó, tomó su pene hinchado y lo empezó a rozar en lentamente junto a mi, luego intentó meterlo ( solo de recordar hace que me lleve los dedos a mi vagina otra vez), pronto resbaló con fuerza y me hizo pegar un grito, me encantaba como lo hacia entrar y salir, era muy cuidadoso, y no dejaba de acariciarme , de besarme y de jugar con mi cabello, yo me acariciaba mis senos y me apretaba mis pezones duros, un rato se quedó dentro de mi, mientras su lengua hacia aros alrededor de mis pezones.

Luego sentí cómo se movía solo dentro de mi, no aguantó mas y siguió penetrándome, cada vez mas adentro y cada vez mas fuerte, el sillón estaba empapado de nuestros jugos, me volteó de manera que mi culo quedara parado frente a él, me penetró con su pico cada vez mas duro… me sentía enloquecer, cada vez más aumentaba mi placer.

Mis senos brincaban por la fuerza de aquella verga al penetrarme, era un tremendo palo que parecía querer perforarme completamente, luego pasamos a lo romántico, se volvió a sentar en el sillón e hizo que me sentara encima suyo, con el pene bien metido, me abrazó y yo lo abracé también, le arañaba la espalda cada vez que sentía mas rico, me susurraba al oído cosas como: ¿Te gusta chiquita?, Qué apretadita… qué rica…

De pronto el placer nos invadió y se tornó más salvaje, me tomó de los cabellos y me metió rápidamente su pene, sentía mi vagina cada vez más caliente, el chasqueo que producían nuestros cuerpos al golpearse era excitante, cada vez sacaba más jugos, escurrían bien calientes por su pico y me apretaba cada vez más.

Sin poder si quiera contenerme, terminé arrojando una cantidad de líquido increíble, grité de placer, le enterré las uñas y lo mordí en el hombro, él me abrazó, me movía mis caderas y esperó a que mi orgasmo se aligerara, entonces me levantó de ahí, me puso de rodillas y me dijo:

-Muy bien nenita, ¿Dónde quieres tu lechita eh? ¿Dónde la quieres?... Abre la boca…

Yo le hice caso y abrí mi boca, metió unas 3 o 4 veces su gran pene ahí y sin dejarse de masturbar me la llenó de aquel liquido blanco lechoso y caliente, yo no sabía que hacer, no sabía mal pero me daba nervios tenerla en la boca, así que mientras le chupaba su pico aun hinchado, hice escurrir el semen sobre su palo, aunque después me dieron ganas de tragármelo, solo tomé el resto que aún salía de su abertura y saboreándomelo como nunca, tragué su placer mientras veía su cara de satisfacción.

-¿Te gustó? Me pregunto mientras intentaba despertar de ese extasis.

Terminamos recostados en ese sillón aún húmedo, cansados, con los vidrios empañados a la luz de las estrellas, los dos desnudos, acariciándonos y saboreando lo que aún quedaba de nuestro placer.

Cuando fue a dejarme de vuelta a la casa, me dice que aprové y que me prepare, pues la proxima clase sera aun mas dura!!








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